Dos hermanas de una familia de
nueve hermanos entre mujeres y
hombres, lamentablemente cuatro
de todos ellos han padecido la
demencia.
Las hermanas que quedan vivas
están muy enfermas, una tiene
89 años y la otra 74 o más,
y es una pesadilla convivir con
ellas...
Resulta que cierto día, vino a esta ciudad que resido, la hermana menor, Irene, que vive a 100km de distancia. La hermana mayor de nombre Linda, a eso de las diez de la mañana, quería comenzar a preparar la comida, y yo a mil por hora, ordenando la casa, haciendo rápido las últimas compras y tratando de preparar la carne que íbamos a comer, más el postre, más la mesa, los cubiertos, y todo lo que concierne a una mesa completa, que cuando miré el reloj, ya estaban por llegar.
Sonó el timbre. Al entrar, la hermana mayor, saluda a todas las mujeres que vinieron. Le pregunto a ella: ¿las conoce? Y ella contesta: -no! quienes son?...- La hermana menor se presenta diciéndole el parentesco que tienen, y las otras dos mujeres también se presentaron (la hija y la nieta de Irene). Después reaccionó Linda, almorzando con alegría, hasta que llegó la hora de lavar los platos, y sucedió algo divertido, pero realmente es triste...
Mientras lavaba los platos, viene del comedor Irene, para preparar una infusión como digestivo, y es en ese momento, que ve una cartera colgada en una de las sillas y hace un comentario: "-¡Qué linda cartera!¿De quién es?_" Le contesté: -no se de quién es- Y ella contestó poco segura : "-capaz que son de esas chicas que están en el comedor...- La tentación de risa me invadió el cuerpo, por lo que me reuní con los demás contándoles lo sucedido y tentando de la risa a todos los que estaban allí.
Cuando regresé a la cocina, veo a una de ellas, la mayor, que quería que le ponga las zapatillas la hermana (y las tenía puestas), y estaban frente al calefactor infrarrojo, que es insoportable el calor que da, y la pobre mujer casi se asfixia. Después de varias horas de estar, se hizo la hora de partir, al despedirse todo bien, con abrazos y besos, y una frase muy evidente de una persona enferma mental: " me voy a lo de mi hermano Pepe...", uno de los hermanos ya fallecidos hace cuatro años. No tenía la menor idea, de que viajaba a su casa, con su hija y su nieta.
Qué pena ver a esos seres que un día, se organizaban en todo, y hoy en el presente, apenas se acuerdan de su nombre y de los que los rodean en el ámbito familiar. La medicina ayuda mucho, pero cuando tienen un temperamento fuerte y tratan de dominar, a gritos o hasta querer arrojar objetos, no se puede hacer nada, sólo esperar que el tiempo, haga lo que tenga que hacer.
*** LA CONSULTA CON UN MÉDICO DE CONFIANZA A TIEMPO, SE PUEDE ATRASAR LA ENFERMEDAD ***
Historia verdadera.
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