sábado, 26 de diciembre de 2015

ATAQUE DE PÁNICO EN LA FIESTA DE FIN DE CURSO

Las emociones intensas que
suceden ante la actuación 
frente a muchas personas,
nuestro cuerpo reacciona
de una u otra forma...


                                Resultado de imagen para asustada frente al público                                                                               


          Todo sucedió en la finalización del cuarto año y último de la añeja escuela secundaria. La profesora de gimnasia, nos preparó un poco en la coreografía y aconsejó con la música. De lo demás, nosotras las alumnas, organizamos todo, desde la ropa hasta los muebles en el escenario.
          La preparación comenzó un mes antes, todo iba bien hasta el día anterior a la actuación. Detrás del telón, había una pequeña habitación para el cambio de ropas, y cuando nos anunciaron para salir a actuar, empezamos a caminar rumbo al salón.
          Nos vestimos de gauchos, ya que éramos de un colegio de señoritas, nos pintamos bigotes, las que personificamos de hombre y con camisa y bombacha de gaucho con alpargatas y sombrero, arrancamos para la pista. 
         Antes, yo no deseaba ir al baño, pero cuando ví toda la gente frente a mí, y de las otras chicas también, me dieron unos deseos inmediatos de evacuar mi vejiga... ya estábamos en el escenario, y me detuve para contener las ganas. Una de mis compañeras, la que dirigía la obra podría decirse, me apuraba insistentemente, porque la música finalizaba y había letra para decir.
          Yo, entredoblada y sujetando mi vejiga para no pasar vergüenza, tuve que caminar a la fuerza y mi órgano no supo nada de esto, salió como corriendo carrera con la música que se estaba escuchando, y el público creía que todo esto era parte de la actuación, mientras se reían a carcajadas. Por dentro mío, decía "Tierra tragame". 
          Después de esto, hicimos las otras dos obras, saliendo todo bien. Al finalizar hubo aplausos y felicitaciones para todas, regalándonos la directora del colegio, una cruz de plata y deseando buena suerte a cada una de las alumnas.


Historia real, año 1977.-
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BUSCANDO OBJETOS A LA VISTA DE TODOS...

Perder objetos de gran valor
o no, es muy común en los 
seres humanos, pero, buscarlas
teniéndolas en la mano, suena
algo gracioso...


                               Resultado de imagen para imagenes de perder cosas                                                             


          Cuando tenía la edad de once años, me encontraba baldeando el patio de atrás de la casa, de pronto, aparece mi madre haciéndome una pregunta: " Nena, dónde está la escoba?! La necesito para barrer el dormitorio..." Me empiezo a reír y a ella, no le causa gracia mi cometido, después de algunas risas de mi parte, le contesto: "Mamá, mira tus manos, la tienes agarrada entre los dedos!" Mira sus manos, y efectivamente tenía la escoba. Pega media vuelta con vergüenza, no dijo nada y se fue a su dormitorio.

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          Otra vez le pasó a mi esposo, buscando por todos lados, un par de anteojos para el sol. Yo apurada, buscaba por la sala del living, por el comedor, por la oficina y dentro del auto, no aparecían las "perdidas gafas". Le recriminé a él, que tal vez, las había olvidado en algún lugar que hubiera estado. Él me juraba que no, que vino manejando con los anteojos, y que no se acordaba dónde se los sacó dentro de la casa. Lo miro fijo a los ojos, digamos, a la cabeza y los llevaba encima de su cabeza. Nos reímos juntos, porque él no se había dado cuenta, que los llevaba encima de su cabeza y yo jamás miré a su cabeza, mientras buscaba. Un episodio muy gracioso. Esto pasó hace veinte años atrás.

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          Un albañil que vino a soldar el portón de entrada, al llegar, bajó todos los elementos que iba a ocupar. La soldadora, la amoladora y dos cables largos para tener corriente eléctrica. Mientras me ocupaba de limpiar el piso, observaba al hombre, que daba vueltas de un lado y para el otro mientras se agarraba la cabeza, se refregaba la nariz, se ponía las manos a los costados de su cintura y exclamaba despacio:"¡Pero caramba! ¡Si esto funcionaba a la perfección, qué habrá pasado?!. Le pregunté que pasaba y me contó que no le funcionaban las herramientas de trabajo, siendo que venía de otro trabajo y funcionaron a la perfección. Me acerqué a mirar y me dí cuenta que había puesto un enchufe con el otro del mismo cable y jamás funcionarían las máquinas. El albañil agradeció que descubriera el cable ya que él no se acordaba que lo juntó así para traerlo a casa. 

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Historias reales.