y el panorama es de lo más
oscuro, cuando la vida parece
haber perdido su significado
y no hay nada más que hacer,
cuando nos sentimos acoplados
por fuerzas superiores a las
nuestras, surge la esperanza...
Como recurso final para encontrar un nuevo rumbo, levantar y renovar los esfuerzos para cumplir con la misión asignada por la vida, eso es esperanza...
La esperanza es un detonante cuando la tenemos, se desencadena en nosotros un deseo de luchar, un ánimo especial para afrontar cada una de las actividades cotidianas, incluso las más difíciles...
Ella nos permite adquirir el fuerte deseo de seguir adelante cuando nuestras fuerzas nos abandonan y la voluntad necesaria para renunciar a nuestros sueños aun cuando el camino es una cuesta casi imposible de remontar...
La esperanza da sentido a la vida. La esperanza es un detonante para ponernos en marcha y enviarnos a trabajar con fuerza detrás de un ideal. En la práctica trabajamos, nos movemos y actuamos porque tenemos la esperanza de llegar a alguna parte, de lograr un objetivo, de alcanzar una meta o hacer realidad un sueño.
La esperanza conlleva a tener confianza en el presente y una expectativa firme en el futuro y tiene una relación cercana con la FE. La FE tiene el beneficio de que nos lleva a considerar a Dios como sustento y a considerar su palabra como cierta, sin ninguna duda.
Fuente de información: www.valores.humanet.com
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