Muchas personas se engañan
por las ofertas que ofrecen algunos
comercios, sin verificar la
calidad del artículo comprado...
En el año 1984, en una fábrica de helados cerrada por quiebra, aparecieron unas personas usurpando el predio. Traían tablas de madera de esas que sirven para colocar materiales o cerámicos y trasladarlos a los lugares de construcción, amontonándolas en uno de los galpones de allí. Esta fábrica estaba en mi barrio.
Pintaron un salón con salida a la calle con colores muy llamativos, y colocaron un ventanal bien grande con su respectiva puerta. De pronto estaban en la vidriera distintas clases de muebles como mesas, sillas, camas y placares, pintados elegantemente.
Un cartel de ofertas trajo muchas personas interesadas en él. Ofrecía lo siguiente: " Vecino, vecina, aproveche ahora! Juego de dormitorio a 1000 pesos y páguelo en doce cuotas sin interés! ". Mi padre se le ocurrió comprar esa oferta de muebles que le gustaron mucho. Entregó la primera cuota y el juego de dormitorio se lo llevarían en una semana.
Hasta ahí, todo bien. Esperó la semana y no se lo entregaron, pasó la segunda y tampoco. A la tercer semana estaban listos y mis padres contentos con su compra. Cuando llega la hora de ir a dormir, se acuestan y......se les quiebra la cama, y van derechito a dormir al piso... La bronca contra la mueblería hizo que no conciliaran el sueño, diciendo exabruptos por toda la noche.
A la mañana siguiente se vino más rápido que Superman y habló con esos hombres. Pero tenían tanta labia, que lo conformaron con dos palabras: "quédese tranquilo, le vamos a reparar la cama y quedará súper reforzada ". Mi padre se vuelve tranquilo a la casa y espera el prometido arreglo del mueble.
Pasaron varios meses, como cinco creo, y veo que la fábrica estaba cerrada cierta mañana. A la tarde, lo mismo, cerrada. Al otro día, cerrada. La fábrica de muebles se habían ido sin dejar alguna dirección o teléfono para reclamar. La cama nunca se la arreglaron, y los demás muebles que acompañaron a la cama, cuando mi madre les pasó una franela para limpiarlos, quedaron sin color, o mejor dicho el color de madera natural.
A una señora que vivía en el barrio, le pasó algo muy parecido con la compra de una cama de una plaza. Cuando se acostó en ella, también se partió en dos, les reclamó y la solución que le hicieron es ponerle una madera en el medio de la cama, por debajo del elástico de madera, pero esto le duró poco y la cama terminó en la hoguera para calentar el ambiente.
Con el tiempo nos enteramos de los intrusos estafadores de la mueblería, tenían una denuncia y los buscaba la policía de otra ciudad por estafas. Con respecto a mis padres, el juego de dormitorio también terminó en el fuego, y la cuñada de mi madre, les regaló el juego de dormitorio estilo español muy bonito que ella tenía y se había comprado otro nuevo en una mueblería de verdad, y no como la "mueblería fantasma" del barrio.
Historia verdadera, año 1984 les ocurrió a mis padres.
*********************************************************************************
NO PUEDO ESCRIBIR EN VERSOS, PORQUE NO SOY POETA
NO PUEDO DISTRIBUIR LOS COLORES PARA HACERLOS
PRODUCIR EN LUCES Y SOMBRAS, PORQUE NO SOY PINTOR,
TAMPOCO PUEDO EXPRESAR MEDIANTE MOVIMIENTOS
MIS SENTIMIENTOS Y MIS PENSAMIENTOS, PORQUE NO
SOY BAILARÍN...
PERO PUEDO HACERLO A TRAVÉS DE LOS SONIDOS:
PORQUE SOY MÚSICO.
WOLFANG AMADEUS MOZART
Extraído de la revista Muy Interesante*
*********************************************************************************
Hace tantos años que egresé
de la secundaria, y de repente
llegaron a mí los recuerdos
de aquél asado familiar para
recaudar dinero para el viaje
de fin de curso, una fiesta que
dio mucho para hablar...
Para hacer esa reunión con personas a las cuales les vendimos una tarjeta que estaba incluido el asado donado por el padre de una de mis compañeras, en un club cercano al colegio, fue toda una aventura. En primer lugar, con la venta de las tarjetas mencionadas, se alquiló un salón, mientras íbamos a los comercios de la ciudad pidiendo una colaboración de artículos para rifar o rematar en dicha reunión.
Algunos comerciantes eran generosos y otros no. Desde paquetes de caramelos hasta medias de nylon de mujer, que ya estaban pasadas de moda. Yo, me encontré con un amigo que estaba vendiendo rifas para un club de barrio, que valían 1 peso, y le ofrecí las mías a 10 pesos, le compré una a él y él me compró dos porque iba a ir con un amigo. (Poco tiempo después, me casé con él y hoy es mi esposo...).
En el salón, cuando todo estaba listo, empezamos a servir los chorizos, y luego vendría la carne. Era tanta la gente, que no dimos abasto, y volviendo a mi "amigo", cuando le traigo la fuente con la carne, ¡oh sorpresa! se había retirado junto a su conocido, sin comer algún bocado y sin despedirse de mi.
Pasó hora y media de haber cenado, y las personas estaban allí esperando el sorteo de las cosas donadas. De pronto mi padre se para al frente del público y nos dice que él va a rematar las cosas para sacarle buen precio. Y empezó. Eligió un par de medias de nylon de mujer, esas mismas que ya no las usaban las mujeres. Las cotizó en 2 pesos, y al que lo miraba lo señalaba y le aumentaba el precio de las medias, entonces, para entonces, ya costaban 150 pesos de aquella época, y mirando a todos los presentes, lo mira al padre de una compañera y mi padre le dice:"-¡Vendido al señor por 150 pesos! -" El pobre hombre con mirada rabiosa y mirando a la esposa, a la hija y a mi padre, sacó su billetera y pagó ese dinero dándoselo a otra compañera encargada, diciendo que no quería comprar esas medias, que en realidad, estaba acompañando a su hija en la noche del sábado.
La fiesta terminó tarde y gracias a la colaboración de muchos, se recaudó bastante esa noche. El dinero se depositó en el banco, hasta la fecha del viaje de egresadas, viaje que yo no fui porque ya había encontrado trabajo.
Historia verdadera, año 1977. Diana Angra*
*********************************************************************************
De la elevación de nuestro ánimo
más que de lo favorable o adverso
de la suerte, dependerá que nuestra
vida sea fructuosa o estéril...
El temple de tu ánimo tienes que forjártelo tú mismo. No es algo que se nos coloque en la cuna como un regio presente de hadas. Tienes que ir haciéndotelo, día tras día, pieza por pieza, como una armadura brillante y sólida. De ti solo depende que tu carácter sea flojo o recio, estéril o fecundo, fuente próvida de dichas y gozos o turbio manantial de aflicciones y congojas; de ti y de las ambiciones que alimentes, de los pensamientos que albergues, de los ideales que te propongas, de las emociones que te dominen.
Graba en tu memoria el consejo de Epicteto: "Recuerda que en toda fiesta hay dos cavidades a quienes agasajar: el alma y el cuerpo; y que perderás cuanto des al cuerpo, mas conservarás por siempre lo que des al alma.
La vida de Epicteto es uno de los blasones de la estirpe humana. Fue esclavo, adoleció de una fea cojera; vivió en estrechez y miseria extremas y, sin embargo, proclamó, en medio de sus vicisitudes y sufrimientos, el señorío inmortal del alma sobre el cuerpo, conquistó para su espíritu una grandeza y una perfección rara vez igualadas, y dio al mundo, como una lluvia de granos de oro purísimo, preciosas máximas que han servido para sostener, alentar y consolar a millones de hombres y mujeres que, en una larga cadena de siglos, han emprendido la ascensión difícil hacia las cumbres más altas que es doble alcanzar al espíritu purificado de la terrenal escoria.
El que se proponga firmemente educar y fortalecer su carácter, templándolo para una vida elevada, no dará cabida en su mente a ideas ociosas, ni alimentará, con enfermiza morbosidad, resentimientos, animosidades y desengaños. Cultivará deliberadamente sólo aquellas emociones que lo emancipen del yugo del desaliento. Deseoso de inspirarle a su espíritu valor, energía, aplomo e ideales heroicos, tendrá siempre al alcance de su mano algún libro cuya lectura estimule, ennoblezca e impulse a las acciones grandes, y se propondrá vivir su vida cotidiana en comunión íntima con los esclarecidos mentores que, como Epicteto, se sobrepusiera, por la luz de su entendimiento y la fortaleza de su espíritu animoso, a desgracias e imperfecciones que amenazaban con arruinar trágicamente sus vidas, y cifrará todo su empeño y todas las energías de su ser, en desarrollar sin tregua la infinita capacidad de bien y de perfección que hay en su alma.
Wilfred Roades.
*********************************************************************************