sábado, 29 de noviembre de 2014

LA CAMPERA OLVIDADA

De la siguiente historia,
no recuerdo bien el año
que sucedió, pero fue después
de la Guerra de Malvinas,
en que llegó al Puerto de Ingeniero White,
el A.R.A Almirante Brown y lo fuimos a
conocer ese día...



        
                                                                       


          En aquellos tiempos, empezábamos a caminar por varios lugares de la ciudad, para disfrutar del paisaje y para el bien de nuestra salud. El horario de salida fue a las catorce horas, y como teníamos que ir hasta ingeniero White, fuimos en el transporte de pasajeros, más conocido como "colectivos".
          Después de treinta minutos de viaje, bajamos en la parada final del transporte y empezamos a caminar unas quince o veinte cuadras a pie, por el barrio de nombre "boulevard". Cuando llegamos a la dársena, estaba lleno de personas de todas las edades, y nos pusimos en fila, esperando llegar al barco.
          En esa fila de personas, conocimos a una mujer, que también vino a conocer el almirante Brown, junto a su hija y una amiga de la misma. Estuvimos haciendo una espera de tres o cuatro horas, y cada media hora, deseábamos irnos del lugar, pero decíamos que a eso veníamos a ver, el A.R.A Brown. 
          Cuando logramos llegar al barco, nos decepcionó bastante, porque no era lo que nos imaginábamos, lo vimos pequeño, cuando creíamos que era bastante grande. Una vez conocido, empezó el viaje de retorno a casa. Llegamos nuevamente a la parada del transporte y cuando llegó nos subimos a él. Íbamos mi suegra y yo, y también esa señora que estaba con la hija y la amiga, y de allí nació una amistad hermosa.
          Como les decía, al subir ¡oh sorpresa! había una campera color amarilla, apoyada en un costado del chofer, y era como la de mi suegra. Le digo directamente al hombre: "-Esta campera es de mi suegra..." y el chofer respondió: "-Ah, no sé. Hace como cuatro horas, que esta campera está viajando en mi coche, y nadie la reclamó. Si es de usted, llévela.-"
          Y así fue. La campera viajó todas esas horas, esperando encontrarnos en el mismo transporte, y nosotras no nos habíamos dado cuenta, que la campera la habíamos olvidado en el asiento, por el apuro de bajar rápido.




Historia real.  (no recuerdo bien el año).
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viernes, 28 de noviembre de 2014

UN ESCOTE PROVOCATIVO

Las pasarelas están para que
las modelos luzcan ropas
atractivas, provocadoras y
muy audaces, pero hay mujeres
que se ponen ciertas prendas
en horarios no oportunos...



                                                                                                        


          El anécdota que voy a contar, pasó por el año 1975, y la protagonista era mi prima Nancy. Ella cada vez que venía a Bahía Blanca, quería que vayamos al cine, para ver las últimas películas que filmaban en esos tiempos.
          Como era verano, yo me puse un vestido sin mangas, fresco y cómodo, y mi prima un vestido algo escotado, como la imagen que puse más arriba, pero de color verde. En realidad, ese vestido era muy provocativo!
          Llegamos al cine, pagamos nuestras entradas, y nos acomodamos en las butacas para esperar que empiece la película. Apagan las luces de la sala del cine y empieza la película, lo que no recuerdo cuál era el título de la filmación.
          De repente, unos muchachos que estaban sentados en la fila anterior por delante de la nuestra, comienzan a acosar a mi prima, por el vestido que tenía puesto. Se fijaban en el escote, la molestaban constantemente y no nos dejaban mirar la película. Mi prima no les contestaba nada, porque creía que era peor.
          A mi, me estaba poniendo nerviosa, porque, pensaba que al terminar la filmación, nos podían seguir molestando a la salida. Entonces, me paré en la sala y llamé a gritos al acomodador del cine:"-¡ Acomodadorrrr, venga a sacar a estos maleducados, que nos están molestando!!-" Mi prima, no sabía dónde meterse, por la vergüenza que sentía,  por lo que había hecho yo. 
          Llegó el acomodador, la gente de la sala haciéndonos callar, otros silbaban, otros pedían que nos vayamos, en fin, preguntó quienes eran los que molestaban, le señalé a los acosadores y los sacó para afuera. Cuando salimos, por suerte todo bien y llegamos a mi casa en paz y contando lo que nos había pasado.



Historia real. 1975
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sábado, 22 de noviembre de 2014

¡DIOS MÍO, AYÚDAME!

Cuando era pequeña, entre siete u ocho años,
mi padre le pedía prestado a un vecino, una carreta de 
cuatro ruedas y también un caballo,
para ir de paseo al campo, en las afueras de la ciudad...



                                                                   


          El lugar a donde íbamos, era más bien un campo sin vegetación, para mí no era nada atractivo ir a ese lugar. Creo que el que más disfrutaba era el caballo, porque comía mucho pasto.
Y al llegar allí, después de treinta minutos de viaje tranquilo, sacaban de las bolsas, masitas, jugos y mate para merendar. Moscas y mosquitos por todas partes, no veía la hora de volver a casa...
          Después de comer y tomar algo, mis padres y una amiga con la hija nos acompañaron "al paraíso" queriendo subir un puente por donde pasaba un arroyuelo y por encima las vías del tren, a ver, lo voy a explicar mejor: había una loma y tres arcadas del puente  que seguramente las habían hecho los ingleses, cuando hicieron el ferrocarril.
          Empezamos a subir todos, pero yo me fui por otro lado, lejos de mi familia, en un costado del puente había una subida con escalones, y me pareció fácil treparme. De pronto, se terminaron los escalones y me tomé de los yuyos que habían, hasta que uno de ellos se salió de su entierro. 
          Mi cuerpo empezó a resbalar ligero hacia el piso y el temor fue tremendo. Entonces, mis gritos pidieron ayuda a Dios. Dije: "-¡Dios mío, ayúdame!-" Y en ese segundo se oscureció mi vista y se me apareció la Virgen de Luján, justo que mis pies encuentran un apoyo. Dios me escuchó y la Virgen también! Fue un milagro! Fui bajando despacio, mientras la respiración me volvía lentamente, y dando muchas gracias a Dios, por haber encontrado ese soporte para seguir viviendo y contar esa aventura. Dios existe.



Historia real año 1967 o '68.
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viernes, 21 de noviembre de 2014

EL SOL DEL CERRO

Los milagros suceden en
los momentos menos pensados.
Generalmente, cuando hay sanación
se dice, que es un milagro.
Cuando alguien cae y se salva, es un milagro.
En definitiva, algo que se piensa que no va 
a pasar y pasa, es un milagro...


                                                                          


          Cierto domingo, fuimos a pasear a la Ermita de Saavedra, provincia de Buenos Aires, que está a ciento cincuenta kilómetros de Bahía Blanca. Es un lugar muy lindo y sagrado, donde hay documentado muchos hechos milagrosos.
          Ese día, invitamos a una amiga, para que conozca y en una de esas, se convierta al cristianismo. Cuando llegamos, el día estaba espectacular, fue el 22 de diciembre de 2002, a las 15.30 horas. Subimos por el cerro, y luego por los escalones para llegar a la ermita, que se ubica en la cima del cerro.
          Una vez en la capilla de la Virgen de las Sierras de Luján, de Saavedra, y después de saludar y rezar a la virgen, nos disponemos a bajar y de repente miro hacia el cielo, cuando en el sol, se formó una cruz bastante grande y el sol, estaba en el medio. Mi esposo y su madre, lo vieron también, pero nuestra amiga, dijo que no notaba nada.
          Nosotros tres que lo vimos, nos miramos asombrados. Y nuestra amiga, ve una planta de cactus que estaba allí, y la quiere sacar para traerla, pero fue imposible sacarla. Le dio un poco de bronca no conseguir su objetivo y se vino decepcionada en el viaje. A nosotros la felicidad nos rebalsaba por todos lados; era un milagro! El sol, la cruz y me olvidé de mencionar que estaba a la derecha de la capilla, todo fue maravilloso, como ya lo dije antes.
          En otra oportunidad, volvimos a la ermita, invitando de nuevo a nuestra amiga, pero no quiso ir, y al llegar nos fijamos si el sol hacía lo mismo, no volvió a suceder y estaba al otro lado de la capilla, por eso digo que los milagros suceden, cuando Dios quiere!

                                                                     

Historia real, 2002, diciembre.
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miércoles, 19 de noviembre de 2014

CULTIVO UNA ROSA BLANCA




                                                                                        
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martes, 18 de noviembre de 2014

GRACIAS POR SER MIS AMIGOS!

                                                                     
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LA CARRERA DEL HUEVO DURO

Estando en la escuela primaria,
cada tanto, se hacían concursos de
carrera de embolsados, y de llevar
un huevo duro en una cuchara...


                                                                                        


          En aquellos años de escolaridad primaria, tenía una amiga y compañera que después de quinto grado, ella se cambió de colegio y no la ví más. Íbamos juntas a todas partes, y en una de esas carreras de llevar un huevo en la cuchara, también participamos obligadas por los maestros.
          Nos fuimos caminando hasta el colegio, y ella llevó su huevo crudo y yo lo llevé cocinado, bien duro con cáscara. Empezó la carrera, siempre con mi amiga juntas, pero, no tuvimos suerte, ya que otras compañeras caminaban rápido y nos ganaron.
          Después corrimos con las bolsas, jugamos haciendo fuerza con la soga y por último una carrera simple. Terminó la tarde de juegos y carreras, teniendo que volver a casa lentamente. Mi amiga Marta, me dice:"- Yo tiro este huevo! No me hizo ganar!- y pum! al suelo.
          ¡Yo voy a hacer lo mismo!-le dije. Y tiré el huevo cocinado a la calle, donde pasó un auto y lo destrozó. Después, ella llegó a su casa y yo seguí para la mía, que vivía a cinco cuadras más al norte de la de Marta.
          Cuando llego a mi casa, le cuento a mi madre que no había ganado nada. Y me pregunta por el huevo duro cocinado:"-¿y el huevo que lo hiciste?-. Le contesté:"-lo tiré a la calle...-. "-A la calle? ¿Y por qué?-". 
          "-Ah, porque Marta lo hizo y yo lo hice también!
          "-Pero te lo hubieras comido en el camino, o acá en casa...-"
Al año siguiente, mi padre le da la forma a un redondel que se usaban en los respaldos de las camas o mesas antiguas, para darle forma de huevo de gallina. Entonces llevé esa madera pintada,  participé en las carreras, pero, igual no gané, no era rápida para caminar con la cuchara. 





Historia real año 1969
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sábado, 8 de noviembre de 2014

EL ARROLLADO DULCE CON ESTOFADO DE MI TÍA

Mi tía Blanca Esther,
no le gustaba mucho
cocinar, pero sí una fanática
de la limpieza...


                                                                                       


          Una de las tantas veces que venía mi tía junto a su familia, a pasar las vacaciones a esta ciudad, de tanto en tanto, cocinaba algo. Una de las comidas que hacen los alemanes del Volga, es un arrollado dulce, que se cocina en un estofado con un poco de sal, el verdadero nombre no lo se ni lo supe nunca.
          A mi me gustaba mucho esta comida, y mi tía puso manos a la masa. Colocó una corona de harina, le agregó dos huevos, un poco de leche tibia mezclada con agua, y trescientos gramos de azúcar. Una vez armada la masa, la estiró con el palote, la enroscó y cortó en pequeños rollos individuales, y los colocó en la cacerola, donde se estaba haciendo el estofado.
          Una vez terminada la comida, nos sentamos cada uno en su lugar en la mesa, y nos sirvieron comida en el plato. ¡Mamma mia! ¡No se pudieron comer! Estaban resalados, porque en lugar de poner el azúcar, se equivocó y puso sal. 
          Mi tía acongojada, con culpa, no sabía qué decir. Solo pidió disculpas y se puso a cocinar unos huevos fritos, que los comimos con pan. Después a la hora de la merienda, comimos pan con dulce, con manteca y chocolate con leche, porque el hambre nos hacía cosquillas en la panza, de no almorzar al mediodía.



Historia real. 1972
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EL DON PRECIOSO DE LA PACIENCIA



                                                                  


                                                                            

                                                                     


                                                                       


                                                                             


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viernes, 7 de noviembre de 2014

EL SUEÑO PREMONITORIO

Hubo un tiempo que tenía
premoniciones, y esta es una
historia real de estos sucesos...


                                                                 


          Cierto día me levanto y les cuento a los míos, el sueño que había tenido esa noche. Soñé con una tía de mi marido, que nunca la había conocido. La vi con un vestido marrón liso, algunos pliegues sobre su abdomen, el pelo corto teñido de color oscuro y su cara regordeta.
          Cuando cuento esto, me niegan que ella era así. La última vez que la vieron, era delgada y tenía el cabello semi largo. A eso de la una de la tarde, llaman a la puerta, y es en ese momento que digo:"-¡Es tía Amanda!-"
          Todos sorprendidos por lo que dije y efectivamente, era la tía que nunca había conocido. Y llegó con la misma ropa, el pelo, los pliegues en su abdomen, que la soñé. En ese instante, me empezó a doler la cabeza muy fuerte, y mi estómago se puso un poco revuelto, que no pude comer ni disfrutar tan grata visita.
          Con el pasar del tiempo, ella empezó a venir más seguido de vacaciones, y un día se lo conté a mi sueño, quedó tan sorprendida por el relato que si no hubiera sido por el testimonio de mi familia, no me hubiera creído. 




Historia real año 1980.
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PERDONA Y OLVIDA...




                                                                    


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FUERTE, IMPORTANTE Y VALIOSO !



                                                                        

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PALABRAS DE ALIENTO



                                                                          


                                                                   

                                                                    


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