cada tanto, se hacían concursos de
carrera de embolsados, y de llevar
un huevo duro en una cuchara...
En aquellos años de escolaridad primaria, tenía una amiga y compañera que después de quinto grado, ella se cambió de colegio y no la ví más. Íbamos juntas a todas partes, y en una de esas carreras de llevar un huevo en la cuchara, también participamos obligadas por los maestros.
Nos fuimos caminando hasta el colegio, y ella llevó su huevo crudo y yo lo llevé cocinado, bien duro con cáscara. Empezó la carrera, siempre con mi amiga juntas, pero, no tuvimos suerte, ya que otras compañeras caminaban rápido y nos ganaron.
Después corrimos con las bolsas, jugamos haciendo fuerza con la soga y por último una carrera simple. Terminó la tarde de juegos y carreras, teniendo que volver a casa lentamente. Mi amiga Marta, me dice:"- Yo tiro este huevo! No me hizo ganar!- y pum! al suelo.
¡Yo voy a hacer lo mismo!-le dije. Y tiré el huevo cocinado a la calle, donde pasó un auto y lo destrozó. Después, ella llegó a su casa y yo seguí para la mía, que vivía a cinco cuadras más al norte de la de Marta.
Cuando llego a mi casa, le cuento a mi madre que no había ganado nada. Y me pregunta por el huevo duro cocinado:"-¿y el huevo que lo hiciste?-. Le contesté:"-lo tiré a la calle...-. "-A la calle? ¿Y por qué?-".
"-Ah, porque Marta lo hizo y yo lo hice también!
"-Pero te lo hubieras comido en el camino, o acá en casa...-"
Al año siguiente, mi padre le da la forma a un redondel que se usaban en los respaldos de las camas o mesas antiguas, para darle forma de huevo de gallina. Entonces llevé esa madera pintada, participé en las carreras, pero, igual no gané, no era rápida para caminar con la cuchara.
Historia real año 1969
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