suceden ante la actuación
frente a muchas personas,
nuestro cuerpo reacciona
de una u otra forma...
Todo sucedió en la finalización del cuarto año y último de la añeja escuela secundaria. La profesora de gimnasia, nos preparó un poco en la coreografía y aconsejó con la música. De lo demás, nosotras las alumnas, organizamos todo, desde la ropa hasta los muebles en el escenario.
La preparación comenzó un mes antes, todo iba bien hasta el día anterior a la actuación. Detrás del telón, había una pequeña habitación para el cambio de ropas, y cuando nos anunciaron para salir a actuar, empezamos a caminar rumbo al salón.
Nos vestimos de gauchos, ya que éramos de un colegio de señoritas, nos pintamos bigotes, las que personificamos de hombre y con camisa y bombacha de gaucho con alpargatas y sombrero, arrancamos para la pista.
Antes, yo no deseaba ir al baño, pero cuando ví toda la gente frente a mí, y de las otras chicas también, me dieron unos deseos inmediatos de evacuar mi vejiga... ya estábamos en el escenario, y me detuve para contener las ganas. Una de mis compañeras, la que dirigía la obra podría decirse, me apuraba insistentemente, porque la música finalizaba y había letra para decir.
Yo, entredoblada y sujetando mi vejiga para no pasar vergüenza, tuve que caminar a la fuerza y mi órgano no supo nada de esto, salió como corriendo carrera con la música que se estaba escuchando, y el público creía que todo esto era parte de la actuación, mientras se reían a carcajadas. Por dentro mío, decía "Tierra tragame".
Después de esto, hicimos las otras dos obras, saliendo todo bien. Al finalizar hubo aplausos y felicitaciones para todas, regalándonos la directora del colegio, una cruz de plata y deseando buena suerte a cada una de las alumnas.
Historia real, año 1977.-
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