De niña me gustaba mucho
dar vueltas en las calesitas
que se ubicaban en algunos
terrenos y alcanzar la sortija,
que varias veces la alcanzaba...
La calesita de la que voy a hablar, no es la que me subía a dar vueltas, es una tarea que nos propuso la maestra de quinto grado. Yo no era muy hábil para hacer a veces, las manualidades que ordenaba mi maestra, por lo que, pedía ayuda a mi padre.
Mi padre, fue en busca de una madera con forma de plato redonda, le perforó un agujero en el centro de la misma, le colocó un palo de unos veinte centímetros de alto, le hizo un techo redondo, que lo unió al palo del centro y también le colocó cinco o seis alambres que los colgó del techo de cartulina color rojo, con juguetes pequeños, de esos que se regalaban en los cumpleaños, dentro de unas bolsitas con golosinas.
Yo contenta, al otro día, fui al colegio con "mi calesita" y todos mis compañeros se asombraban de lo linda que estaba aquella manualidad. Mi maestra también se asombró al verla. Me preguntó si la había hecho yo, y le contesté que sí. Y me dijo:"¡Ah! que bien, ¿cómo lo hiciste?..."-Bueno, mi papá buscó una madera...- le respondí y me dí cuenta que descubrí la verdad. La maestra insistió:"-como que tu papá ...-" -¡Ah!, si él me lo hizo, pero yo...le dí la idea!!
Historia verdadera. 1970.
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